Definitivamente, me gusta estar "allí".
Ayer fue un día de sensaciones extrañas. Durante la mañana aprueban la dichosa ley de las narices (¡ya ni la nombro1) y parece que sientes como se cierran poco a poco esas ventanitas que son tan costosas de abrir para conseguir realizarte como profesional de la educación.
Pero el destino debe ser muy sabio, porque esa misma noche me recompensó. Ayer me llevé una alegría inmensa al recibir noticias de una de las profesoras con las que he tenido el placer de compartir mi "estreno" en el colegio. Sin esperarlo, vi recompensado (a mi manera) todo el esfuerzo y el trabajo que llevé a cabo con los enanos en el colegio durante mi periodo de prácticas.
Las educadoras del colegio están organizando un nuevo blog para el ciclo de Infantil y han añadido todas las fotos de mi experiencia durante el último prácticum.
Y cuando pasan cosas así es cuando me alegro de no haberme conformado con lo que tenía y sonrío por haber sabido tomar la decisión acertada hace ya casi cuatro años.
Me encanta mi profesión, y ningún "politicucho" de tres al cuarto me va a quitar las ganas de seguir luchando por la escuela pública que consiguió que llegara hasta donde he llegado.
¡Así se habla!
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